8 de marzo, día de la mujer trabajadora

¡Iguales en la crisis, iguales en la lucha!.
Si actualmente las mujeres trabajadoras, por un sesgo de género nos encontramos generalmente con una situación más desfavorecida que los hombres en cuanto a tipo de contratación, mantenimiento del puesto de trabajo, y percepción de pensiones; aprobado el Acuerdo Social y Económico que endurece el sistema de las pensiones, junto con la reforma laboral y la reducción del gasto público, la situación que se nos presenta no es nada halagüeña.

Excepto en períodos de guerras, donde las mujeres han sido las que han mantenido la producción por ser las únicas que quedaban en el lugar de origen, cada vez que se produce una crisis económica, uno de los primeros colectivos que sufre los efectos del desempleo y por tanto del empeoramiento de la calidad de vida somos las mujeres.

Perpetuando este sistema de dominación y explotación, concebido, cimentado y apuntalado sobre la desigualdad y la discriminación de clase y de género.

Según la EPA (Encuesta de Población Activa), la tasa de paro en 2010 estaba en 20,33%, 4.696.000 personas en desempleo. Del incremento en 2010 de 370.100 personas, el femenino fue de 217.400 y el masculino de 152.700 personas; habiendo una mayor concentración en Andalucía, Cataluña y Madrid.
Las mujeres somos las que ocupamos el mayor porcentaje a tiempo parcial, el 80,6% y el 45,01 % del total de cotizantes a la Seguridad Social.

Respecto a la percepción de Pensiones Contributivas de Jubilación según datos del Ministerio de Sanidad , Política Social e Igualdad a fecha 01 de diciembre de 2010, la pensión media de las mujeres está en 852,02 € respecto a los 1.194,86 € que perciben los hombres.

Es decir, tenemos más dificultades para encontrar empleo, cuando lo encontramos es en situaciones precarias y nuestra base de cotización es menor que la de los hombres.

No sólo durante la vida activa tenemos menor calidad de vida por las características del puesto de trabajo,entre otras razones, sino que una vez llegada la edad de jubilación somos más pobres y vivimos más.

No obstante, la mayor parte de las mujeres en edad de jubilación, al no tener el tiempo de cotización mínimo en el sistema contributivo, son perceptoras de las pensiones denominadas asistenciales. El 82,46% (163.841) de las personas que perciben la PNCJ (Pensión No Contributiva por Jubilación) son mujeres y cobran una mensualidad en 2011 de 347,60 €, y de éstas el 34,47% viven solas. (Datos extraídos del IMSERSO).

Con la aprobación de la Ley de Dependencia, otra tuerca más, en el catálogo de servicios y prestaciones se establece la Prestación Económica por Cuidado en el Entorno Familiar a través de la cual se argumenta dignificar la función cuidadora de la mujer mediante la cotización en el Régimen Especial para Cuidadores No Profesionales. Eso sí, reconociendo la base de cotización más baja en el Régimen General de la Seguridad Social.

Según datos del IMSERSO a 01 de Febrero de 2011 somos 143.071 mujeres frente a 9.566 hombres las cuidadoras de familiares dependientes. Nada más que el 93,73 % de las personas que asumen el cuidado de personas dependientes que tienen derecho al catálogo de Servicios y Prestaciones son mujeres, cotizando a la baja.

Esta es la situación de empobrecimiento real y objetivo de las mujeres en la sociedad del supuesto Estado de Bienestar que no se ha llegado a gestar.
Que no nos engañen, con las pensiones tanto contributivas como no contributivas y el sistema de cotización al que accedemos la mayor parte de las mujeres no se vive ni digna ni autónomamente.

La patronal y el gobierno han planteado la reforma de las pensiones pactadas con los sindicatos oficiales CCOO y UGT, donde pasamos de un período de cotización de 15 años actuales a los últimos 25 años de vida laboral, además de tres años y medio más de cotización, de 35 a 38 años y medio para tener derecho a la pensión de jubilación.

Incrementar los años para calcular la pensión supondrá que las mujeres, que trabajan en precario, de forma discontínua por causas de maternidad y atención a dependientes o no alcancen el cómputo mínimo establecido para tener derecho a la Pensión de Jubilación Contributiva o que el cálculo de la base de cotización se aminore por lo que las pensiones cada vez serán menores.

La Reforma de las pensiones es el mejor ejemplo para constatar con rotundidad que la desigualdad entre hombres y mujeres sigue siendo una constante y por tanto un objetivo contra el que luchar.

Por todo ello, desde la Confederación Nacional del Trabajo nos reafirmamos en la consecución de nuestros objetivos: la asociación y el apoyo mutuo entre toda la clase trabajadora, mujeres y hombres; la lucha contra la discriminación y la desigualdad económica y social. Combatir desde todos los frentes el sexismo, la explotación y el capitalismo es nuestro fin...

Tod@s l@s trabajadores/as unid@s, por el bienestar de tod@s.

Secretaría de Acción Social, SP del Comité Confederal de la CNT

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